CUANDO HACÍAMOS CABAÑAS (juguetes de la imaginación)
Los que habeis hecho cabañas estareis de acuerdo: ¡no había nada mejor!
El otro día en casa, hablando con Sandro y Fernando recuperamos la memoria de las cabañas... algunas tribus de niños llegaban a hacer auténticas casitas, colecciones de deshechos con aspecto de salita de estar...
Era emocionante pronunciar o escuchar las palabras mágicas...¿hacemos una cabaña? Yo solía infiltrarme en el grupo de mi hermano para husmear dentro. No había mayor transgresión que el tener un sitio propio... y secreto...
Los niños que juegan en la naturaleza desarrollan todos sus sentidos ya que estos entran en súbita acción. Los juguetes que provienen de materiales naturales les proporcionan la posibilidad de identificar diferentes texturas, temperaturas, olores, sonidos. Se adquiere mayor sensibilidad y se deja volar la imaginación mucho más alto. Un muñeco comprado en una juguetería, aunque los hay interesantes, siempre tendrá la misma expresión predeterminada; a lo mejor no podrá estar triste, enfadado o durmiendo. Estás expresiones "de serie" no acompañarán el estado de ánimo del niño y no ayudarán a desarrollar intensamente su fantasía o desplegar percepciones.
No podemos aislar al niño del mundo en el que vive y dejar de comprar juguetes industriales pero es muy bueno combinar ambos, tener en casa "juguetes inconclusos", objetos variopintos como tapones, lanas, piñas, cortezas de árbol, conchas, piedras, trozos de tela, corcho...materiales que dejen al niño ser el protagonista al completarlos por sí mismo de acuerdo a su ímpetu o necesidades y gustos. Basta con ponerlos a su alcance y no decir nada para que empiece el espectáculo, comprobadlo.
En mi clase tengo dos cajas; una con juguetes que vienen de un proceso industrial, algunos nos gustan mucho, y que están hechos para un fín concreto y una duración determinada. El niño se cansa más fácilmente de estos juguetes tan especializados, está en su naturaleza. Otra caja tiene elementos naturales, anónimos. Los niños juegan alternando una y otra caja y lo pasan bien con ambos materiales pero he observado sin lugar a dudas que los juguetes industriales les limitan la imaginación, que se crean más rencillas entre ellos, que se cansan fácilmente abandonándolos o perdiéndolos. En cambio cuando hacen una isla con piedras, maderas, conchas, telas, semillas... parece que entran en un estado más creativo, se ensimisman más, comparten las mejores ideas, ¡desarrollan la imaginación como ingenieros!, y parecen muy satisfechos de sus logros, orgullosos del trabajo en equipo o en solitario, contentos de "manejar el mundo"... Hicieron en clase una isla con pasadizos, puente, foso, espectacular.
Al día siguiente de la conversación sobre cabañas me fui al campo de excursión con los niños. Sandro me dió la idea de hacer una cabaña. Había poco tiempo, todos sabeis que las cabañas se hacen poco a poco, ideando cada detalle, buscando el momento para volver al día siguiente a poner un tablón viejo que podría ser una mesa. Soñando. La propuesta causó su efecto y los niños inmediatamente aunaron esfuerzos e ideas para hacer su cabaña. Acumularon piedras, palos, tablas, debajo de un árbol. Corrían de un lado a otro y traían objetos como las hormigas llevan comida al hormiguero o rescatan un herido. Encontraron un "arco" que decidieron guardar para "cazar animales". Adjunto fotos de la experiencia.
Hacer cabañas era el sueño de cualquiera. Sandro rememoró las suyas y nos explicó cómo eran, a mi me vinieron a la cabeza las mías, una en especial que construí sóla en Italia, en la ladera de un bosque y que nadie supo nunca que alguna vez existió.
Comentarios
Hemos creado vículo. Seguiremos compartiendo.
Un beso
Cristóbal
gracias por compartir tu enorme conocimiento. Ya tienes 4 fans!!
Un besote,
Pato